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miércoles, 21 de septiembre de 2011
V.
Odio verte ahí sentado, odio verte tan cerca y no tenerte. Cada sábado tener que disimular que no me importa, que no me importas. Saludarte con dos besos incómodos y despedirme con otros dos. Tener que controlar mi mirada, mis gestos, mis palabras. Odio tener que esperar a que tu me hables para no agobiarte. Te odio, me odio. No soporto la idea de conformarme con esto y aceptar que perdí mi oportunidad, y lo que aún soporto menos es no saber si lo que siento por ti es tan solo un capricho o algo más.
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