Seguidores

viernes, 21 de octubre de 2011

Si tu supieras, si yo te dijera, si yo te contara.


Y de repente ocurre, le conoces. Una mirada tonta por aquí, un roce casual por allá… Y le dejas, le permites recorrer tu cuerpo, tu corazón, tu mente, pensándote lo suficientemente inteligente como para pararle cuando te estuvieses enamorando de nuevo. Pero hay cosas que no se pueden controlar. Cosas que no dependen de ti. Y un día te das cuenta de que ya es demasiado tarde, y que esa persona que apareció en tu vida lo ha cambiado todo. Ese chico del no sabías nada, del que habías prescindido sin mayores problemas hasta el momento, se apodera de ti, consiguiendo que a partir de entonces, nada tenga sentido lejos de él.
Y te enamoras de cada sonrisa, de cada tontería, de las caras que te pone, de sus miradas, de su forma de caminar, de sus gestos, de sus manías, de sus detalles. De la manera tan peculiar que tiene de quererte.
Y una noche te acuerdas del primer beso, de la primera tarde, de la primera frase, del primer te quiero. De cuando te enseñó a creer en ti, a valorarte más. A caminar agarrada de su cintura, a ver la vida desde la curva de su sonrisa.
Y entonces te das cuenta de que todo ha cambiado, para bien o para mal. Y sabes que es él, y nadie más.
Y ríes, y lloras. Sientes tanta felicidad como miedo.
¿Cuántas cosas no le habrás dicho por miedo? Poco importa ya, unos segundos son suficientes para hablar sin palabras. Un “te quiero”, un “te voy a extrañar”. Un “eres lo mas importante”, un “tengo miedo de lo que vendrá”, “me ha encantado conocerte”, “ha sido fantástico”, “eres especial, perfecto” y un “por favor, no me olvides”. Todo eso resumido en un beso. Un “jamás había conocido a alguien como tú”, un “muchas gracias por todo” y un “nunca nadie me ha hecho tan feliz”. Todo eso resumido en una sonrisa.
Y sientes la imperiosa necesidad de estar junto a él cada minuto del día. Le echas de menos incluso antes de que se vaya. Y sabes que rodeada por su perfume nada puede salir mal. Te pones nerviosa al verle, y te alegras al escucharle. Sabes que no hay nada mejor en el mundo que uno de sus abrazos.
Eres la chica mas afortunada del mundo por tenerle a el, pero sabes que no puedes pedir algo eterno a un simple mortal, y eso te asusta.
Es algo muy complicado y fácil a la vez.

Tablón personal. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario